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La mujer fue y se lo contó a su marido diciendo:

—Un hombre de Dios ha venido a mí, y su aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera. No le pregunté de dónde era y él no me dijo su nombre. Pero me dijo: “He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, no bebas vino ni licor; no comas nada inmundo, porque el niño será nazareo[a] de Dios desde el vientre de su madre hasta el día de su muerte”.

Entonces Manoa imploró al SEÑOR y dijo:

—Oh Señor, te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste venga de nuevo a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer.

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Footnotes

  1. Jueces 13:7 Cf. Núm. 6:1-21.